Mi camino
Me llamo Romina, soy psicóloga y terapeuta pero sobretodo soy una bruja, todo lo que comparto en mis talleres y en sesiones individuales es fruto de un largo viaje tanto a nivel personal como profesional, estudie psicología en gran parte porque siempre me han apasionado los procesos interiores, siempre sentí un gran llamado por lo que sucede cuando conectamos con el corazón (la emoción) y entramos en proceso de sanación, pero también de alguna manera mi naturaleza de bruja me ha llevado a seguir buscando en los procesos espirituales, que hoy para mi tienen sentido cuando van de la mano con el proceso de la historia personal.
A través de mi experiencia como aprendiz de estos procesos me di cuenta que la sanación holística es incluyente es decir el cuerpo físico, la mente, el corazón e incluso el espíritu están en constante conexión uno con otro para tocar el equilibrio, todo en uno, todo en un solo cuerpo. Esto me ha llevado también a saber que si al final todos somos integrantes de este planeta que es un mismo sistema entonces todos somos uno, un solo corazón, una sola mente, un solo espíritu, y que lo que hago yo para sanarme a mí, también sana al planeta y todos sus habitantes.
¿Quién es Romina Goñi?
Me llamo Romina, soy psicóloga y terapeuta pero sobretodo soy una bruja, todo lo que comparto en mis talleres y en sesiones individuales es fruto de un largo viaje tanto a nivel personal como profesional, estudie psicología en gran parte porque siempre me han apasionado los procesos interiores, siempre sentí un gran llamado por lo que sucede cuando conectamos con el corazón (la emoción) y entramos en proceso de sanación, pero también de alguna manera mi naturaleza de bruja me ha llevado a seguir buscando en los procesos espirituales, que hoy para mi tienen sentido cuando van de la mano con el proceso de la historia personal.
A través de mi experiencia como aprendiz de estos procesos me di cuenta que la sanación holística es incluyente es decir el cuerpo físico, la mente, el corazón e incluso el espíritu están en constante conexión uno con otro para tocar el equilibrio, todo en uno, todo en un solo cuerpo. Esto me ha llevado también a saber que si al final todos somos integrantes de este planeta que es un mismo sistema entonces todos somos uno, un solo corazón, una sola mente, un solo espíritu, y que lo que hago yo para sanarme a mí, también sana al planeta y todos sus habitantes.
Me considero más que una maestra, una alumna constante, la montaña que me enseña a escuchar más allá de la ilusión, y me recuerda mi tamaño, soy también la alumna del mar que me enseña la belleza y la capacidad de contener la vida, también amo el fuego que me enseña como arder la pasión que siento por estas ganas locas de vivir, la tierra me enseña que soy un campo fértil de lo que deposite en mi corazón.
Durante muchos años sentí el llamado a conectar con lo femenino, y también con lo espiritual, pues muchos de mis ciclos me llevaron a cuestionarme sobre los conflictos de ser mujer, más adelante comencé a observar el diseño de la sociedad de nuestras relaciones entre mujeres, así que tuve la inquietud de comenzar a formar círculos de mujeres con el objetivo de replicar modelos chiquitos de sociedad en donde la consciencia de lo femenino fuera más amorosa, y consciente.
